Hace un tiempo que vengo intentando, muchos fines de semana sin éxito, resignificar los domingos. Recuerdo a mi vieja planchando la ropa del colegio mientras con mi hermano corríamos por la casa; recuerdo también el olor a delantal limpio, el frío de un atardecer invernal, la chocolatada con galletitas. Más tarde, el timbre del repartidor de pizza y la música de apertura de Fútbol de Primera para cerrar un domingo que de chico sentíamos perfecto. Ahora, con unas décadas encima de más, lo que representa el domingo en la semana a semana de un adulto promedio parece ser un poco más deprimente, por lo menos en mi caso. Los aromas de ropa limpia y el entusiasmo por volver al colegio se transforman en grises cuando uno piensa en volver a trabajar o en preparar la camisa para la oficina y el túper con ensalada de lo que quedó de la cena. Hoy en día, encontré en YouTube muchos canales de viajeros que recorren América de punta a punta, y pasó a ser religión del cierre de fin de semana ver sus capítulos semanales. Pablo Imhoff, Sebastián Villanueva, Charly Sinewan, y Darle la Vuelta son algunos de ellos.
Hace ya un tiempo que, al igual que el domingo, los días lunes no presentan un gran entusiasmo a la hora de enfrentarlos. Es por eso que, siguiendo la línea de los domingos, intento encontrarle el lado bueno al comienzo de semana y no caer en la depresión ya casi habitual del inicio. Me gusta pensar los lunes como un nuevo comienzo, como una forma de darme una nueva oportunidad para lo que quiera o necesite en el momento de mi vida en el que esté. Quizás por eso el lunes es el día por excelencia para empezar el gimnasio, para salir a correr, para dejar de fumar o para tomar esa decisión importante que pateamos el fin de semana. Es un pacto tácito pactado con nosotros mismos y con los demás en el que nos permitimos postergar toda decisión que se nos cruce, tenga el nivel de importancia que sea.
Luego de estos días alocados, turbulentos y tormentosos, en los que vengo pensando muchísimo en mis nuevos hábitos de comida y en retomar la reducción de nicotina, me encuentro frente a este lunes como un nuevo comienzo. Sin ir tan lejos, hoy por la tarde debo retirar la bicicleta del service y seguramente salga a probarla un poco. El día de ayer hice compras para tener comida saludable preparada para toda la semana. ¿El cigarrillo? Hoy es una excelente oportunidad para reducir la cantidad los días de semana, después de fingir demencia durante todo el fin de semana largo, y así se va formando mi semana.
El lunes puede ser un desafío, pero también puede ser la oportunidad perfecta para empezar de nuevo, o empezar al fin. Es curioso cómo, a lo largo de los años, fui aprendiendo a ver este día como algo abrumador y deprimente, cuando en realidad es solo el primer paso de una semana llena de posibilidades. Hoy, al subirme a la bicicleta, presiento que no solo me estoy preparando físicamente, sino también mentalmente para los cambios que quiero hacer. Hoy no se trata de ser perfecto, sino de empezar y, en ese proceso, recordar que cada pequeño esfuerzo cuenta (o así me dijeron).
Para no perder el foco de lo verdaderamente importante, y el objetivo principal por el cual estoy escribiendo esta serie, voy a plantear algunos objetivos de la semana:
- fumar menos de CINCO cigarrillos al día
- no fumar antes, durante, y después del horario laboral
- al menos un día de la semana, NO FUMAR ningún cigarrillo