Y un día, después de tantos años, tomé la decisión de iniciar el proceso de dejar el cigarrillo. “Dejar de fumar” es una especie de serie que nace con la idea de contar mi proceso y, ojalá, servir de inspiración y acompañamiento a quienes estén en el mismo camino. Será mi tercer o cuarto intento, así que voy a contar un poco cómo, cuándo y por qué empecé.
A los 14 años fumé mi primer cigarrillo, como creo que la mayoría, por curiosidad, en un recreo de la secundaria. El hábito se consolidó en cada recreo, en cada escapada del colegio y en cada salida de boliche. Nunca se lo conté a mis padres, simplemente se enteraron por un descuido. Fumé intermitentemente hasta aproximadamente los 18 años, momento en el que dejé por un período de dos años.
A mis 22 retomé el hábito que me acompañó (con un breve receso en el medio) hasta el día de hoy. Cuando tenía 25 o 26 años, pude dejarlo por dos años, simplemente con la brusca determinación de cortar de raíz, hasta que, en un viaje de trabajo, volví a caer. Primero fue uno, luego uno al día, dos, tres… y sabemos cómo termina.
Como estudiante de psicología y una persona que se analiza, intenté buscar un origen psicológico para erradicar el hábito de manera saludable, pero no tuve éxito. Hoy, con 35 años, y luego de varios análisis y estudios de salud rutinarios, soy más consciente de los beneficios que tendría dejar de fumar. Quiero vivir una vida más sana, activa y consciente, por lo que tomé la decisión de comenzar este camino.
A lo largo de estos posteos, iré compartiendo mi experiencia día a día o semana a semana y, tal vez, termine este proceso con éxito.